miércoles, 3 de agosto de 2016

Ayudar ¡te hace bien!

La Fundación ICTUS cerró con un ameno encuentro la primera etapa anual del trabajo hospitalario de la Biblioteca Ambulante “Mientras esperamos”. Participaron del cierre los voluntarios de los IFS Dante Leguizamón y Sor María Antonia y de la cátedra de Práctica solidaria de la Universidad Siglo XXI, acompañados por las docentes Patricia Zabalza (Sor María) y Mercedes Panozzo (USXXI).

Viernes frío pero con sol en la ciudad de Córdoba, frente a la plaza Alberdi. El grupo de voluntarios que dio vida a la Biblioteca Ambulante “Mientras esperamos” en esta primera etapa del 2016 va llegando. De manera animada y expectante equipo y voluntarios nos reencontramos, nos saludamos, nos reconocemos en nuestro afán del trabajo compartido.

“¿Estamos todos? ¿Empezamos? Nosotros vimos lo que ustedes hicieron; ustedes, ¿se dieron cuenta de lo que hicieron?”. Con estas preguntas, Mónica, la encargada del programa, dio por inaugurado el encuentro del cierre. Café y criollitos mediante, fotos en la pantalla, las anécdotas de los grupos se sucedieron una detrás de la otra. Los cuentos fueron la excusa para conocer nombres, historias, relatos ….   Sensibilizarnos ante el sufrimiento del otro y, sobre todo, dimensionar cuánto podemos mejorar el mundo con nuestro granito de arena. La valija de cuentos  se abrió ante los presentes como un mágico mundo que conecta, vincula, fortalece, sana, libera…

Entre los voluntarios, el equipo y los niños y papás de los hospitales que participan del programa se da, como quedó demostrado, un círculo virtuoso de enriquecimiento. No solo se trató de qué damos, sino también de cuánto nos nutrimos. El contacto con el otro nos sensibiliza, nos abre la mirada al mundo diverso de cada niño, de cada familia, como recuperó Patricia S., docente del IDF Sor María Antonia.  En ese mismo sentido, Mercedes P. (de la USXXI) habló de sismo y huella, porque “solos no podemos”, todos y cada uno de los allí presentes definidos como piezas mágicas de un rompecabezas inmenso que se arma con el aporte vital de cada uno.

IMPACTO

¿Cómo medir el impacto en el otro? ¿Solo en el otro? ¿O el trabajo con el otro nos fusiona? El cierre de la actividad estuvo a cargo de Alejandra D’Lucca quien con sus 18 años en la Fundación recuperó de manera sencilla la misión y valores que animan el trabajo de ICTUS: fortalecer la calidad de vida y los vínculos de las personas.

Pero ya se sabe que no podemos dar lo que no se tiene. Y en ese sentido, el trabajo de los voluntarios permite a la fundación nutrirse de gente nueva que ayuda en esta misión de “desparramar vitaminas”, las vitaminas del alma que nos ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo, nos conectan con el otro, moderan nuestras emociones. Es que solo la retroalimentación con el otro nos permite descubrir fortalezas, debilidades, aspectos a desarrollar, potenciar nuestro ser a través de la felicidad que genera una vida de compromiso. La felicidad acá se entiende como un ambiente amoroso y de contención, replicada a través de la literatura como herramienta de movilización para sacar al otro de su zona de confort.

El mundo necesita de más personas que se comprometan con el otro. El encuentro con el otro nos desafía, fortalece nuestros vínculos, desarrolla el ser  frente al tener, “sana” la salud mental. Y todas esas cosas buenas que suceden en quien asume su compromiso voluntario impacta positivamente en el otro. Son esas vitaminas de las que hablábamos que se van colando en la vida de las personas, la nutren, la mejoran, la enriquecen.

Impacto en los otros, pero antes en uno mismo. Porque ya no hay dudas acerca de que ayudar ¡nos hace bien!

Para leer sobre los programas de voluntariado de Fundación ICTUS hacé clic acá.  ¡Sumate a ayudar(te)!

¡GENTE NECESARIA!  Como vos…
Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.






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