Una experiencia en salud
mental y cultura lectora…
Justificando
nuestro anhelo de congregar familias en torno a la lectura
“...¡Mi primer
experiencia!...qué decirte... fuimos a una sala de espera... ahí me
largué... llena de nervios y miedos… y hasta vergüenza. Pensé que me iban a dar
vuelta la cara o no prestarme atención, o no sé, cosas por el estilo... pero es
increíble cómo la gente te acepta y te escucha, se alegra por lo que
estás haciendo y acepta tu propuesta, lo que más me llenó de
satisfacción y emoción fue ver a los niños como abrían los ojos grandes al ver
el cuento que tenías en las manos, la urgencia por leerlo e ir a buscar otro y
las sonrisas de complicidad con la madre... Me sentí muy bien, no sólo por mí,
sino porque sentí que de verdad la tarea que cumple la fundación en los
hospitales es íntegra, sana, llena de valores y me hizo sentir bien poder
participar en ella. Así que gracias, gracias por la oportunidad”...
Vanina Spadoni (Voluntaria
del Proyecto)
Tanto la familia, la
comunidad, como las organizaciones debemos optimizar los medios para hacer
posible el intercambio de ideas, sentimientos y deseos que sirvan de soporte a
relaciones efectivas, teñidas de afecto y comprensión, que propicien el
conocimiento mutuo y del mundo. Y para esto la lectura tiende, también, su
enorme abrazo amoroso.
Desde los inicios la
fundación Ictus (ONG sin fines de lucro, cuya misión es la de promover salud
mental y emocional en las familias cordobesas), hemos procurado generar
espacios de participación donde las personas puedan interactuar, compartir
aprendizajes y experiencias para lograr el crecimiento pleno de todos; el
conocimiento necesario para vencer los prejuicios y temores que genera la falta
de contacto y comunicación.
El proyecto “Biblioteca
ambulante… mientras esperamos” -con continuidad desde el año 2008- surge
como estrategia de intervención frente a la realidad de ver que la familia,
como núcleo social, día a día, agobiadas por el reloj, perdían momentos de
disfrutar y la alegría que surgen al compartir con los hijos/as sus etapas de
desarrollo, sus logros, instancias de felicidad y aprendizajes.
El lugar y horarios donde
ponerlo en práctica debían no ofrecer excusas. Así es que, detectamos que los
padres y madres que llevan a sus hijos/as al médico tienen un tiempo de espera
hasta ser atendidos, y ese espacio estaba siendo desperdiciado. Y allí… ¿Qué
actividad podría ser la apropiada para que las familias pudieran encontrarse,
conversar, animarse y expresar lo que sienten? De inmediato surgió la lectura,
porque además de promover el desarrollo mental y cognitivo de las
personas, convoca a conocer el mundo real y el imaginario, a sí mismos, a
expresar ideas y sentimientos y a construir un fuerte vínculo entre padres e
hijos, mejorando la autoestima y la empatía.
"Sí, la historia leída cada noche cumplía la más bella función de
la oración, la más desinteresada, la menos especulativa, (...) era un momento
de comunión entre nosotros, la absolución del texto, un regreso al único
paraíso que vale la pena: la intimidad. Sin saberlo, descubríamos una de las
funciones esenciales del cuento, y, más ampliamente, del arte en general, que
consiste en imponer una tregua al combate de los hombres. El amor adquiría allí
una piel nueva. Era gratuito." [1]
Según datos obtenidos en
el 3º Congreso de Salud mental infanto-juvenil realizado en Buenos Aires en
octubre de 2010… “Poco a poco, la
realidad va superando cualquier sensación. La violencia y el consumo sin límite
de alcohol y drogas a edades cada vez más tempranas en todas las clases
sociales ya son, para los psiquiatras infantojuveniles, una
"radiografía" de los efectos de la disfuncionalidad familiar o la
incapacidad que tienen cada vez más familias de superar los obstáculos
cotidianos y desarrollarse..”[2]
Nuestra Biblioteca
Ambulante, proponiendo lectura literaria ha sido, más que una estrategia, un
puente para intentar saltar algunos de estos turbulentos obstáculos. Una
herramienta para reponer términos como sensibilidad y amor.
El gran objetivo: Promover un espacio - tiempo de comunicación
efectiva (afectos, cultura, valores) entre padres/ madres/ cuidadores e
hijos/as a través de la lectura de literatura infantil en centros de salud. Del
que devinieron otros objetivos como
el acercar la lectura a la familia que espera su turno (en el Hospital
Pediátrico del Niño Jesús y el Hospital Infantil de Córdoba), fomentando por
medio de la lectura el afianzamiento de vínculos saludables entre padres e
hijos, aportando tanto a la cultura como
al bienestar mental y emocional. Un objetivo que derivó de estas prácticas y
nos encanta cumplir es: Obsequiar cuentos a la familia para perpetuar la
lectura en el hogar.
No estamos solos en esta
maravillosa propuesta. No. Porque al
hablar de empatía y lectura hablamos de -y con- los demás, de no estar solos, de estrechar
esfuerzos. Por eso articulamos esta
iniciativa, primero con vecinos, y luego con centros de formación superior que
entrenan a sus alumnos en voluntariados sociales como parte de su preparación
profesional y cívica. De esta manera este proyecto apuesta también a un
enriquecimiento integral de las personas que luego ejercerán sus profesiones en
nuestro contexto, brindando la oportunidad de vivir la experiencia de
encontrarse con los otros y descubrir que todos somos parte de una comunidad,
que todos tenemos alguna necesidad y también algo para dar, y que de
nuestro compromiso como personas dependerá nuestro futuro social. La cultura
lectora atraviesa todas estas premisas.
Aprendimos a andar de a poco, paso a
paso: Una metodología caminante.
Cómo se aprende a leer:
leyendo... Comenzamos en 2008 un reducido pero inquieto grupo de voluntarias
barriales del periférico y popular barrio Villa Adela. En primer lugar, nos
capacitamos en promoción de la salud y de la lectura. Mientras tanto fuimos
buscando donaciones para armar nuestra primera biblioteca que consistió en una
valija con 60 libros para niños. Visitábamos semanalmente el cercano centro de
salud Nº 50 promocionando la lectura de
cuentos. Durante todo el año, las voluntarias iban allí animando a
las familias a compartir con sus hijos cuentos y actividades, generando así un
espacio gratificante para ambos. Los resultados fueron óptimos y el centro de salud
lo evaluó positivamente pues vieron a los pacientes interesados iniciándose, en
muchos casos, en la lectura de cuentos a sus hijos, dándoles esta experiencia
un nuevo horizonte de posibilidades y estrategias educativas para la crianza.
Al siguiente año
multiplicamos el desafío. Creamos dos Bibliotecas Ambulantes: una en el
Hospital Pediátrico del Niño Jesús (público, provincial) y otra en el Hospital
Infantil Municipal, las que funcionan hasta el día de hoy. En estos
hospitales la experiencia se desarrolla desde 2009.
En febrero de cada año, se
realiza una convocatoria de voluntarios en las instituciones con las que vamos
a trabajar, también invitamos por la web[3]
a otros interesados. Trabajamos asociados con el Instituto de Enseñanza
Superior Domingo Cabred (público), Instituto Sor María Antonia de Paz y
Figueroa, y la
Universidad Siglo 21 (privados).
Una vez hecha la
entrevista de admisión, se convoca a los voluntarios a entrenarse como
Promotores de Salud y en Lectura Literaria. Esta formación está cargo de los
profesionales de la
Fundación y se combina con otras específicas. Por ejemplo:
participamos en 2010 del proyecto de Investigación – Acción: “Córdoba en
palabras”, del Plan Nacional de Lectura. Ésta articulación redundó en una doble
dimensión: capacitación para los grupos de promotores de salud donde
compartimos experiencias y amor por la lectura con otros colegas de
instituciones educativas, y la dotación de valiosas publicaciones de
distribución gratuita para regalar a cada niño, generando así otra oportunidad
de encuentro familiar en sus hogares.
Luego los voluntarios
participan activamente aunando criterios de intervención pero sobre todo
se preparan para entrar en contacto con la gente, acercándose a sus
dolencias y brindando un espacio para la ilusión, la fantasía y la
imaginación a través de la lectura de cuentos. Recorren y re-arman la Biblioteca ,
seleccionando cuidadosamente el material de lectura para que puedan llegarles a
las familias literatura de calidad y libros en buenas condiciones, pues
consideramos que una persona se interesará por la lectura dependiendo en buena
medida de la literatura que se ofrecerá. La Biblioteca Ambulante
cuenta con dos tipos de colecciones: a) Cuentos para leer en el lugar; y b)
Cuentos y Boletines “Somos familia”[4]
para regalar.
Con los preparativos en la mochila, llegan las visitas “lectoras” al
hospital a buscar a los destinatarios de este proyecto: padres e hijos…
“esperándose”…
Diariamente, los
voluntarios de Ictus recorren con la valija de cuentos el hospital para
encontrarse con padres e hijos, ya sea que se encuentren en las salas de espera
o en el internado. Luego de buscar puntos de empatía, saludos, estrategias de
llegada, les explican el funcionamiento y objetivos de la actividad, y donde
hallan aceptación entregan dos o tres cuentos a cada familia. Orientan
individualmente a los padres sobre las necesidades emocionales de sus hijos
y promueven el ejercicio de la lectura de cuentos según la edad
evolutiva y los intereses de cada niño.
Día tras día nos
convencemos de que los cuentos, las historias, los contactos y palabras, los
gestos y la atención brindada, la compañía, la solidaridad son los encargados
de darles a tantas personas la posibilidad de crear, en medio de la oscuridad
del dolor, un momento único, mágico en el que pueden transformarse en aquello
que tengan deseos de ser o hacer, liberándose aunque sea por un instante de la
limitación temporaria de la enfermedad. Esto le da un valor agregado a la Biblioteca Ambulante ,
pues transmite además de cultura y afectos, un sinnúmero de oportunidades para
intentar seguir adelante gracias al apoyo y la acción reconfortante que da a
las emociones.
Las voces de estos
voluntarios son elocuentes:
“...Queremos contarles alguito sobre cómo fue nuestra primera
experiencia en el Hospital Infantil.
Nos encontramos en la puerta para empezar con esta nueva tarea que nos
llenaba de curiosidad, ansiedad e intriga. Luego de que Cris me explicara
lo aprendido con ustedes el día miércoles, buscamos la valija y nos quedamos un
rato quietos...mirándonos. Después de un suspiro y una sonrisa que reflejó
nuestros nervios, nos preguntamos por dónde empezar y cómo hacerlo. Hablamos un
poco sobre lo que habíamos comprendido sobre nuestra tarea allí y al estar de
acuerdo los dos decidimos comenzar por el internado. Así fue como llegamos a la
primera cama donde estaba una nena de 7 añitos con su mamá. Nos acercamos a
ellas y todo comenzó...
Nos sorprendimos porque todos nos recibieron con mucho respeto y nos
escucharon atentos. Eso fue una gran gratificación para nosotros y nos llenó de
alegría porque esa gente, que estaba seguramente pasando por situaciones muy
difíciles, estresantes, con miedo, cansancio, nos brindaron un tiempito de sus
propias vidas, nos dedicaron una mirada y nos respondieron respetuosamente con
calidez e interés. La gran mayoría se notaron muy agradecidos y contentos de
esa pequeña propuesta que le ofrecíamos. Había dos o tres familias que ya
conocían a la fundación y ya habían leído libros y querían seguir con la
propuesta. Luego de visitar a los 7, 8 chicos que estaban allí decidimos ir a
la sala de espera de la guardia. Había muchísimos chicos.
Nos dio un poco de miedo empezar allí porque la gente se notaba más
nerviosa y cansada (entendible, porque estaban seguramente preocupados
por lo que le sucedía a sus hijos y cansados de esperar). Igualmente fue muy
lindo cómo nos respondieron, mientras hablábamos con algunos padres se
acercaban otros a preguntarnos si podían leer también o niños que miraban y con
sus ojitos brillantes demostraban sus ganas de participar. Cuando venían los
nenes solos les preguntábamos con quiénes estaban y nos acercábamos a su mamá,
papá o abuela a proponerles que les cuenten alguna historia. Muchos padres les
contaban el cuento y pedían otro. Era muy lindo ver como compartían el momento.
Luego de esperar que todos terminaran con sus cuentos y de entregarles
el librito de regalo, regresamos al internado. Todos habían podido leerles y
nos preguntaron muchos cuándo volvíamos. Les comentamos que seguramente iban a
encontrarse con otros chicos de la misma fundación la semana siguiente. Nos
agradecieron, nos despedimos y bajamos. Contamos los libros de cuentos con
un poco de miedo porque en la guardia había habido mucho movimiento, pero
fue un alivio al ver que estaban todos; dejamos la valija y nos
retiramos...
Nos gustó mucho la experiencia... los dos compartimos en que a veces
estas cosas parecen muy pequeñitas, y a veces uno se pregunta ¿Para qué hago
esto?... es un ratito, después todo sigue igual... o nos preguntamos ¿Qué
podemos lograr con esto? pero aunque suene un poco inocente o fantasioso
seguimos creyendo que el amor mueve montañas y que un granito de arena SI
sirve. ¡Gracias por darnos la oportunidad de participar en esto y hacernos
parte de este proyecto!...” María Inés Acosta y Cristian
Jesús Toledo.
Se producen otras lecturas:
cuando los padres no saber leer, son invitados a inventar cuentos usando como
relato las imágenes. A otros, los animamos a comprarles un cuento por mes
a su hijo/a, con la finalidad de armarle una pequeña biblioteca que ellos
aprendan a cuidar y amar.
También les comentamos y
transmitimos direcciones de lugares donde se canjean cuentos (como opción si no
se dispone de dinero para comprar), lo que les permite ir cambiando libros e
historias. Asesoramos sobre el tiempo de estar y compartir un cuento desde el
afecto y cómo esto influye positivamente en la autoestima del niño. Les
orientamos en el uso de otros elementos como plastilina o masa de sal o dibujar
para que los niños puedan expresar qué les gustó o no, por qué, conversar sobre
ideas, insumos de información que los adultos podemos tomar para más
conversaciones y lecturas posteriores, u otros libros afines en temáticas,
autores, etc. de la
Biblioteca Ambulante.
Al término de la jornada,
los promotores retiran el libro. Interactúan nuevamente, preguntando qué
les pareció el tiempo compartido y les regalan un cuento y un boletín “Somos
familia”, como herramienta para un nuevo encuentro entre ellos.
Articular, evaluar y realimentar la experiencia
Desde la Fundación Ictus ,
se articulan todos los movimientos de rotación de voluntarios, de gestión con
las instituciones involucradas, horarios, contactos, atención y apoyo a los
promotores. También la compra de títulos para reponer y enriquecer nuestras
Bibliotecas Ambulantes.
Finalizando cada año, nos
reunimos todo el equipo a evaluar aquellas
áreas que involucran este proyecto, analizado los progresos y las
limitaciones.
Durante 2011,
incrementando la experiencia de años anteriores, logramos visitar los
hospitales casi todos los días de la semana por la mañana y la tarde, sumando
580 visitas. La cantidad de personas a las que alcanza este proyecto es
relativa a la cantidad de familias que se encuentran en una institución de
salud durante cada día de la semana, pero que estimamos cerca de 2000 familias
por mes.
Participaron 51
voluntarios: 31 de ellos son alumnos de la Universidad Siglo
21, y 20 del Instituto Sor María Antonia de Paz y Figueroa. La manera en que
los voluntarios son impactados y transformados por el proyecto, aporta un valor
agregado a los resultados.
Algunos interesados en
replicar esta experiencia nos han preguntado cuántos libros se pierden en el
camino, y la respuesta es “casi ninguno, menos que los dígitos de las manos en
3 años”. Sólo hemos sumado sonrisas, nuevos modos de interactuar, infancias
agradecidas, adultos (algunos de ellos profesionales de la salud que también se
“enganchan” con la propuesta) descubriendo emociones.
Hemos podido visualizar
que la experiencia ha favorecido el vínculo entre padres/ madres/ cuidadores e
hijos/as a través del cuento y la lectura. Se han establecido nuevos modos de
comunicación y contacto entre ellos, lo que ha iniciado un proceso irreversible
de cambios a nivel personal gracias a las atenciones recibidas, las palabras
dichas con afecto, las emociones que generan las historias, la cercanía
corporal que produce la lectura, las sensaciones de cuidado, sentimientos
de protección y mejora en la autoestima de cada uno de los que participaron.
Es un recurso que ha
permitido a los adultos darse la oportunidad de acercarse al niño/a desde el
lugar del disfrute, procurando el encuentro sensible. Los niños en algunos
casos descubren a un papá distinto cuando les lee un cuento y se involucra con
ellos.
Para explicitarlo nos
remitimos a lo que nos contara la voluntaria Ana Celina Quiroga:
“... Ayer fue un día muy bueno, nos encontramos con mamás que ya
conocen la fundación y nos dijeron que van coleccionando los boletines. Hay una
mamá también que va todos los jueves y dice que le encantan los libros y que
antes de dormir le lee uno y ha implementado el método de lectura como medio
para acercarse a su hijo. También hubo un papá que no sabía cómo hacer que su
hijo Ramiro se quedara quieto, y empezó a leerle y le gustó mucho al darse
cuenta de que así lo entretiene. Hubo también chicos adolescentes que
acompañaban a sus hermanos y nos pedían libros para leer. En fin, fue otro día
que disfrutamos...”
La lectura ha abierto un
abanico de posibilidades y de encuentros en estos años: Familias que
vivencian las historias de los cuentos y aprovechan la espera para vincularse
recreando los vínculos, mejorando la comunicación no tan solo oral sino de los
afectos y emociones. Niños/as que pueden, a través de las aventuras y la
imaginación, sobrellevar sus malestares y transportarse a una situación
de alegría y bienestar.
En
muchos casos, han elegido la lectura dejando de lado la televisión y los juegos
electrónicos, algunos voluntarios, muy jóvenes y hasta incrédulos manifestaron:
“…Fue hermoso, en un momento uno de los nenes que estaba
internado, estaba muy compenetrado con la play y creo que no alcanzamos a irnos
de la sala ¡que la apagó para que la mamá le leyera!...” María Eugenia Orlanda
“… pero al llegar a la última fila nos
encontramos con un niño y su mamá, le brindamos un cuento y el niño respondió
-no me gustan los cuentos- la mama sonrió sin saber qué decir, ni hacer y es
ahí donde pensamos en darle el cuento “Federico dice no” (de Graciela Montes).
El nene agarró el libro y sin terminar de darnos vuelta ya estaba leyéndolo. Al buscar los cuentos le
preguntamos al niño si había leído, hizo una sonrisa y su mamá comentó:
“¿Viste? dijo que no pero terminó diciendo que si-…” Georgina
Gardini y Paula Soledad Picca
Padres
que descubren en sí mismos habilidades y recorridos lectores que desconocían,
los que pueden compartir con sus hijos promoviendo nuevos saberes sobre sus
potenciales y posibilidades acerca de la crianza.
Se
han generado novedosos momentos de encuentro familiar incorporando la lectura
del cuento nocturno como un espacio de expresión de afectos y relatos.
Las devoluciones tanto de
los niños, padres y personal de las instituciones han sido altamente satisfactorias,
haciéndonos sentir que la tarea no ha sido en vano: Hemos podido contribuir al
desarrollo y la integración de muchas familias cordobesas, haciendo un aporte a
su salud emocional y a sus acercamientos a la cultura lectora.
Leer de la mano de mamá y
papá seguirá siendo nuestra tarea de amor y reencuentro. Leer como mágico acto
de manos de trabajan por el bienestar de la familia y la sociedad. Viene a
cantarnos, al cierre de este trabajo, Peteco
Carabajal:
Las manos de mi madre
llegan al patio desde temprano
todo se vuelve fiesta
cuando ellas vuelan junto a otros
pájaros
junto a los pájaros
que aman la vida
y la construyen con los trabajos
arde la leña,
harina y barro
lo cotidiano se vuelve mágico.
[2] Nota
tomada del diario La Nación
09/10/10 http://www.lanacion.com.ar/1313256-la-salud-mental-de-los-chicos-en-riesgo
[4] Boletín
producido y editado por la
Fundación Ictus. http://fundacionictus.blogspot.com/p/boletin-somos-familia.html
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