Dar afecto es el acto educativo más profundo de todos.
¿Cómo hacerlo? Aquí te dejamos algunas sugerencias...
Expresar el afecto de manera clara:
Si en alguna ocasión es necesario llamarle la atención, esto no significa que después de haberlo hecho, no le hagamos, por ejemplo, una caricia. Es importante reconocer que la convivencia que mantenemos con él a lo largo del día está llena de múltiples satisfacciones.
Reconocer los logros y corregir sus errores de manera constructiva:
Expresá tu emoción y tu agrado al verlo que avanza en su desarrollo personal. Si comete un error dale sugerencias para mejorar. Así sabrá que nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será valioso.
Escuchar y hacerse entender:
Es recomendable no discutir con los niños, cuando quieran algo que no sea razonable para tal o cual momento. Por ejemplo, suelen pedir muy seguido golosinas o juguetes y gritar si se les niega. En este caso te sugerimos repetir sus palabras: “sí, ya sé que querés la golosina”; luego, darle una razón: “pero antes de la hora de la comida, no debemos comer dulces”, de lo que se infiere algo muy claro; “ahora no comeremos golosinas”. Por lo general los niños insisten, por ello es necesario repetirlo una o varias veces para que comprenda razones y no imposiciones del adulto, esto permitirá que entienda mejor las cosas.
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