La Fundación ICTUS cerró con un ameno encuentro
la primera etapa anual del trabajo hospitalario de la Biblioteca Ambulante
“Mientras esperamos”. Participaron del cierre los voluntarios de los IFS Dante
Leguizamón y Sor María Antonia y de la cátedra de Práctica solidaria de la
Universidad Siglo XXI, acompañados por las docentes Patricia Zabalza (Sor
María) y Mercedes Panozzo (USXXI).
Viernes frío pero con sol en la ciudad de Córdoba, frente a la plaza
Alberdi. El grupo de voluntarios que dio vida a la Biblioteca
Ambulante “Mientras esperamos” en esta primera etapa del 2016 va llegando. De
manera animada y expectante equipo y voluntarios nos reencontramos, nos saludamos,
nos reconocemos en nuestro afán del trabajo compartido.
“¿Estamos todos? ¿Empezamos? Nosotros vimos lo que
ustedes hicieron; ustedes, ¿se dieron cuenta de lo que hicieron?”. Con estas
preguntas, Mónica, la encargada del programa, dio por inaugurado el encuentro
del cierre. Café y criollitos mediante, fotos en la pantalla, las anécdotas de
los grupos se sucedieron una detrás de la otra. Los cuentos fueron la excusa
para conocer nombres, historias, relatos ….
Sensibilizarnos ante el sufrimiento del otro y, sobre todo, dimensionar
cuánto podemos mejorar el mundo con nuestro granito de arena. La valija de
cuentos se abrió ante los presentes como
un mágico mundo que conecta, vincula, fortalece, sana, libera…
Entre los voluntarios, el equipo y los niños y papás de los hospitales
que participan del programa se da, como quedó demostrado, un círculo virtuoso
de enriquecimiento. No solo se trató de qué damos, sino también de cuánto nos
nutrimos. El contacto con el otro nos sensibiliza, nos abre la mirada al mundo
diverso de cada niño, de cada familia, como recuperó Patricia S., docente del
IDF Sor María Antonia. En ese mismo sentido,
Mercedes P. (de la USXXI) habló de sismo y huella, porque “solos no podemos”,
todos y cada uno de los allí presentes definidos como piezas mágicas de un
rompecabezas inmenso que se arma con el aporte vital de cada uno.
IMPACTO
¿Cómo medir el impacto en el otro? ¿Solo en el otro? ¿O el trabajo con
el otro nos fusiona? El cierre de la actividad estuvo a cargo de Alejandra D’Lucca
quien con sus 18 años en la Fundación recuperó de manera sencilla la misión y
valores que animan el trabajo de ICTUS: fortalecer la calidad de vida y los
vínculos de las personas.
Pero ya se sabe que no podemos dar lo que no se tiene. Y en ese sentido,
el trabajo de los voluntarios permite a la fundación nutrirse de gente nueva
que ayuda en esta misión de “desparramar vitaminas”, las vitaminas del alma que
nos ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo, nos conectan con el otro, moderan
nuestras emociones. Es que solo la retroalimentación con el otro nos permite
descubrir fortalezas, debilidades, aspectos a desarrollar, potenciar nuestro
ser a través de la felicidad que genera una vida de compromiso. La felicidad
acá se entiende como un ambiente amoroso y de contención, replicada a través de
la literatura como herramienta de movilización para sacar al otro de su zona de
confort.
El mundo necesita de más personas que se comprometan con el otro. El
encuentro con el otro nos desafía, fortalece nuestros vínculos, desarrolla el
ser frente al tener, “sana” la salud
mental. Y todas esas cosas buenas que suceden en quien asume su compromiso
voluntario impacta positivamente en el otro. Son esas vitaminas de las que
hablábamos que se van colando en la vida de las personas, la nutren, la
mejoran, la enriquecen.
Impacto
en los otros, pero antes en uno mismo. Porque ya no hay dudas acerca de que
ayudar ¡nos hace bien!
Para leer sobre los programas de
voluntariado de Fundación ICTUS hacé clic acá. ¡Sumate a ayudar(te)!
¡GENTE NECESARIA! Como vos…
Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.
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